Reto 2: La historia de Wallada

 

En el reto 2, os voy a presentar a una mujer importante de la historia de Andalucía, más precisamente Córdoba, que, si bien no es desconocida, es posible que no todo el mundo conozca su historia: Wallada bint al-Mustakfi, hija única de uno de los últimos califas de la dinastía Omeya en al-Ándalus, poetisa reconocida en su época, y mujer independiente.

Nacida en Córdoba, dónde, por lo que tenemos constancia, transcurrió el resto de su vida, vivió durante el último periodo de la al-Ándalus de los Omeyas, años con mucha desestabilidad política en la región. Su padre, Muhammad III, biznieto de Abd ar-Rahman III, fue el undécimo califa de la dinastía, fue elegido tras una revuelta que destronó a su antecesor, su primo, y su gobierno duró solo unos meses antes de se le intentara despojar de su título. No esta muy clara la causa, pero falleció mientras trataba de huir de Córdoba tras su deposición.

De lo que sabemos de la vida de Wallada, tras la muerte de su padre, se dedico abiertamente a la poesía, abriendo incluso un salón para las letras, donde acudían grandes cantidades de poetas y escritores. Ella misma presidia reuniones con artistas centradas en el arte. Su vida era pública y abierta, al contrario de lo que las tradiciones de la época consideraban adecuado para una mujer de la aristocracia.

Gran parte de lo que conocemos de su historia nos llega de manos de un antólogo de la época, Ibn Bassam, deja bastante claro que las actitudes y personalidad de la poetisa provocaban bastante controversia, pues ella manifestaba abiertamente sus placeres, y no prestaba importancia alguna a las habladurías que surgieran sobre ella. De hecho, el tema de muchos de sus poemas son la sátira, en los que no faltaba el tono soez, las obscenidades y las burlas, poemas que el antólogo tacha como obscenos.

Lo más relevante de la información que tenemos de su vida, es su romance y posterior desamor con el también poeta y ministro Ibn Zaydún. La mayoría de los poemas que se conservan de Wallada y sobre ella, están dirigidos entre ambos (al principio, de amor, luego, de despecho). Tras ese desamor, a pesar de que Ibn Zaydun continuó intentando recuperar ese romance con Wallada, ella ignoro todo futuro contacto de su parte.

Wallada vivó una larga vida, sin nunca llegar a casarse, aunque rumores existen de que, aunque no se enlazaba a ningún hombre, sí que tenía amantes. Otra poetisa, Muhya, una chica, hija de un vendedor de higos que Wallada acogió en su salón y enseñó, carga en poemas contra ella acusándola de sus romances.

Se tiene entendido que Wallada llegó a ser octogenaria, y que falleció, en teoría, el miércoles 26 de marzo de 1091, día que la ciudad de Córdoba cayó ante el asedio de los almorávides.

Es reseñable de la figura de Wallada, que, a pesar de vivir en una época y lugar donde las mujeres estaban prácticamente bajo un yugo de las tradiciones machistas, en el que generalmente se les consideraba más un bien que se pudiera intercambiar o entregar, ella logró por sus propios medios marcar un legado en la poesía y en la historia de la ciudad, haciendo prácticamente todo lo contrario a lo que estaba bien visto en una mujer de esas circunstancias. Es uno de esos casos que son precursores, sin saberlo, de los movimientos por los derechos de la mujer.

Es posible que el hecho de que, al fallecer su padre tan joven, no se viera tan influenciada por una autoridad paterna o masculina, lo que le permitió volverse una mujer libre e independiente. Al no vincularse nunca por matrimonio a ningún hombre, logró también evitar ser controlada por ese medio; al fin y al cabo, las mujeres estaban bajo la autoridad del padre hasta que pudieran estar bajo la autoridad del marido.

 

El hecho de que tengamos constancia de que existieron fuertes criticas contra ella, las cuales parecían no afectarle lo más mínimo, es un ejemplo fascinante de la lucha contra la opresión impuesta por las costumbres y tradiciones machistas, aunque es también una excepción, dado al ser la hija única de un (si bien breve) califa, tuvo que concederle ciertas riquezas con la que se pudo garantizar esa independencia, más aun al no tener hermanos varones que pudieran tomar el rol de autoridad paterna; por lo que tenía unos privilegios que cualquier otra mujer no podría haber tenido.

Así mismo, me resulta en cierto modo irónico, aunque no me sorprende, que la mayoría de su historia y de su obra, nos llega o de manos de hombres, o porque están relacionados con ellos. Por ejemplo, mucho de lo que sabemos de ella es por el conocimiento recogido por Ibn Bassam, por lo que todos esos datos pasan por su sesgo sobre lo que es adecuado o no en el comportamiento de Wallada (y de hecho, se niega a incorporar algunos poemas de ella por considerarlos obscenos o de mal gusto). O que la mayoría de los poemas que tenemos de ella (o que se les asocia al no conocer el autor o autora) son sobre su romance con Ibn Zaydún, como si fueran los únicos poemas válidos o de importancia para que escribiera una mujer, los que están basados en una relación con un hombre.

Quizás sin ese sesgo, habríamos conservado más obras suyas que las que tenemos; arte que se ha perdido en el tiempo por que no eran adecuados por quien los estaba escribiendo. Habría que preguntarse; si no hubieran sido escritos por una mujer en esa época, ¿se habrían considerado de forma distinta?

Bibliografía

Muñoz, T. G. (2009). La biografía de Wallada, toda problemas*/Wallada's Biography and its Problems. Anaquel de estudios árabes20, 97.

Aragón Huerta, M. (2008). La princesa omeya Wallada: poetisa, musa y mito en las fuentes árabes.

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